El Espíritu de Dios es de Valentía,
Poder, Amor y Dominio Propio
2 Timoteo 1:7
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Gálatas 5:22-23
En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.
Proverbios 16:32
Más vale ser paciente que valiente; más vale el dominio propio que conquistar ciudades.
Proverbios 25:28
Como ciudad derribada y sin muro. Es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda.
A veces tenemos esa lucha entre
la naturaleza pecaminosa con dejar algo que no está bien, dominando el
cuerpo o que lo está destruyendo. Sin embargo, la biblia nos dice muy claro que Dios no nos dio un Espíritu de
cobardía, sino de Poder, Amor y Dominio Propio. Es decir, Dios nos dice
ante cualquier lucha de tormento, vicio, desorden, algo que nos esté dominando, inmoralidad, satisfacción de la carne, que no nos deja dormir robándonos la paz,
algo que nos está doblegando o que está
mal en nuestras vidas; que no seamos cobarde, que tenemos autoridad, poder y dominio propio a través de su Espíritu
para vencer ante cualquier dominio o control del enemigo.
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En este sentido, el dominio o control propio según la palabra de Dios es; paciencia, ser sobrio, prudente para domar la lengua, mantener el sano juicio, apartarnos de los deseos carnales, vivir en santidad, supremacía, autoridad, poder, autodisciplina y control sobre el cuerpo, nuestros impulsos, emociones, sobre algo o alguien. Sin duda alguna, que lograr esto no es fácil y mucho menos con nuestra fuerza propia, pero si es posible por medio del poder del Espíritu Santo que Dios ha puesto en nosotros como seguidores de Cristo Jesús.
Así pues, el dominio propio o templanza es una de las manifestaciones del Fruto del Espíritu Santo en la vida de un seguidor de Jesucristo. Para que crezcamos en esta virtud o área del dominio propio, debemos llenarnos cada día más del Espíritu Santo; ya que jamás podremos vencer los deseos carnales de la naturaleza pecaminosa por nuestras propias fuerzas…Pero si, con la presencia de Dios y con su Espíritu como nuestro guía para ver cambios reales y victorias en relación al autocontrol.
Por lo tanto, el dominio propio es
la virtud de poder controlar nuestros impulsos o emociones. Al ejercitar el
dominio propio, mostramos que gracias a
la obra del Espíritu Santo en nosotros tenemos autoridad, poder y dominio sobre
nuestra carne pecaminosa. Esa autoridad espiritual, nos da las fuerzas para
resistir al enemigo, obedecer a Dios en
todas las áreas de nuestra vida, vivir en paz y en santidad.
Definitivamente, el dominio
propio es muy importante para utilizarlo en resistir la tentación, controlar
nuestro carácter, vigilar nuestras emociones, cuidar nuestras palabras, llevemos una vida sexual íntegra, moderemos la ingesta de comida y bebidas,
nos ayuda en estas y en muchas otras
áreas específicas de la vida.
En resumen, ejercitémonos y practiquemos
el dominio propio manteniéndonos alerta y firmes con el poder del Espíritu Santo ante ese enemigo que anda como león rugiente
a quien devorar. En sí, estemos muy listo para escuchar, lentos para hablar o enojarnos, sobrios, con la mete despejadas,
seamos templados, moderados, mantengamos
el sano juicio y permitamos que el Espíritu Santo nos llene
cada día más, para que vivamos vidas victoriosas para la gloria de Dios.
El Espíritu de Dios no nos hace Cobardes, el nos da Poder para Amar a los demás y nos Fortalece para que Podamos Vivir una Buena Vida Cristiana