Cuidemos de no Olvidarnos de Jehová nuestro Dios y Guardemos los Mandamientos, sus Testimonios y sus Estatus que nos ha Mandado para que Entremos en su Tierra prometida
Deuteronomio 6:4-5
Si observamos en el libro
anterior del antiguo testamento, encontramos un contrato o pacto entre Dios y su pueblo; donde Moisés un líder en representación del
Señor para liberar a los israelitas de
la esclavitud de los egipcios, le advierte o recuerda al pueblo de Israel los mandamientos del Dios Todopoderoso
antes de entrar a la tierra prometida.
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En este sentido, cada uno de nosotros estamos muy cerca de poseer la tierra prometida o de llegar a la bendición que Dios tiene para nuestras
vidas, a pesar del tiempo que tengamos pasando por muchas situaciones dolorosas o pruebas difíciles que han marcado
nuestro corazón.
Por consiguiente, dicho tiempo con diversos procesos, tormentas o desiertos no ha sido en vano; ya que Dios
nuestro alfarero por medio de cualquier
circunstancia ha estado moldeándonos
para que podamos entrar a la tierra de la promesa.
Sin embargo, antes de que podamos poseer dicha tierra prometida por
nuestro Dios; hay 3 puntos muy
importante que debemos tener en cuenta en estos últimos tiempos sin olvidarlos
como son:
- Amar a Dios por encima de todo y de cualquier circunstancia.
- Recordar sus obras o todo lo que ha hecho por amor a nosotros a través de su Hijo Jesucristo
- Obedecer su palabra cuidando de cumplir con sus mandamientos y todo esto para bendición.
Definitivamente, si amamos a Dios
dándole el primer lugar en todo en nuestra vida, si no olvidamos sus bondades o beneficios y le obedecemos poniendo en práctica todo lo que nos ha dicho; nos ira
muy bien en todo lo que hagamos, viviremos por muchos años, todas sus bendiciones estarán sobre nosotros
y entraremos a la tierra prometida que
fluye leche y miel.
En resumen, todo esto dependerá si
nosotros decidimos recibir esta bendición que el Señor nos ha puesto, poniéndolo en primer lugar, sirviéndole
solo a él o cuidando de no olvidarnos de
Jehová para andar en pos de dioses ajenos, guardando su palabra en nuestros corazones e inculcándoselas a nuestros hijos, amándonos unos a los otros, haciendo lo recto o lo bueno delante de
él, y poniendo sus mandamientos por
obras y siendo así, podamos entrar a su tierra prometida fructífera o prospera a través de su gracia en el
nombre poderoso de Jesús.