Renovemos Nuestras Mentes con las Promesas de Dios, ya que Nos Convertimos en lo que Pensamos
Proverbios 23:7
Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él.
Filipenses 2:5
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.
1 Corintios 2:16
Como dice la Biblia: «¿Quién sabe lo que piensa el Señor? ¿Quién puede darle consejos?» Pero nosotros tenemos el Espíritu de Dios, y por eso pensamos como Cristo.
Sin duda alguna, que la palabra
de Dios nos dice muy claro que lo que nosotros
pensamos eso somos. Es decir, nos convertimos
en lo que pensamos y es ahí la importancia de lo que hoy estamos pensando de nosotros mismos en función de nuestro presente,
futuro, personalidad, país, planeta tierra y cualquier otro aspecto de nuestras vidas.
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En este sentido, no podemos ser
esclavos de nuestros pensamientos negativos y debemos aprender como cristianos creyentes a caminar cada día
en victoria, bendición, éxito, o prosperidad
por encima de cualquier situación y
con los pensamientos de nuestro Señor
que no son de mal, sino de bien para darnos un futuro lleno de seguridad, paz y bienestar.
Así pues, ya Jesús nos dio la
victoria y toda bendición para que en esta vida caminemos creyendo en función de su redención y
que nuestra mente este renovada con el
entendimiento de la palabra de Dios y confiar plenamente en sus promesas
para declararle al enemigo cada una de
las verdades antes sus mentiras con pensamientos negativos de derrotas, imposibilidades, condenación y
desánimos.
Definitivamente, llevemos todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo Jesús y aprendamos a pensar
como nuestro Señor o como Dios quiere que pensemos perseverando en sus pensamientos o promesas como nos dice en
(Filipenses
4:8); Finalmente,
hermanos, piensen en todo lo que es
verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce
como una virtud, y en todo lo que es
agradable y merece ser alabado.
En resumen, no permitamos que el enemigo se apodere de nuestra manera de pensar o que nuestras emociones y sentimientos controlen nuestra mente para hacernos pensar o vivir como el resto del mundo que no tienen una mente renovada en el poder del Espíritu Santo, la palabra de Dios y la Sangre de Cristo. En sí, cambiemos nuestra manera de hablar, ser, actuar o de pensar y de esa forma; podamos saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto. (Romanos 12:2).
Tengamos la Misma Manera de Pensar que tuvo Jesucristo y que Nuestros Pensamientos sea Nuestro Señor con sus Promesas