Las Promesas de Dios nos dan Confianza, Esperanza, Consuelo, Paz y Vida en el nombre de Jesús
Salmos 119:49-51
Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar. Ella es mi consuelo en mi aflicción. Porque tu dicho me ha vivificado.
Por medio del anterior salmo, comencemos
a leerlo y hagamos una oración con el mismo, como una forma de declarar la palabra en nuestras vidas y
apropiarnos de las promesas que hoy Dios no está dando.
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En este sentido, debemos aprender a vivir
o sentir la palabra, ya que las promesas de Dios nos dan esperanza y el mismo salmista dice: Tus promesas me dan esperanza; ¡no te olvides de ellas! Tus promesas me
dan vida; me consuelan en mi dolor. Dios mío, yo nunca olvido tu palabra
eterna, pues ella me da consuelo.
Así pues, Dios quiere darnos
esperanza a través de su palabra, el desea que conozcamos sus promesas, que la confesemos y la declaremos con
nuestra boca o la hagamos viva en nuestro ser, es decir, que la vivamos y nos sumerjamos en ella pidiéndole al
Señor sabiduría y reclamemos cada una de sus promesas para darnos fe, seguridad, esperanza, consuelo, paz y vida en
medio de cualquier circunstancia difícil.
Por consiguiente, en cualquier situación
de nuestras vidas; siempre vamos a encontrar una promesa en la palabra de Dios y pudiéndose adaptar a nuestras
necesidades como en el presente ejemplo
de que: si nos sentimos sin fuerza,
cansados o desanimados el nos dice
en Isaías
40:29; Dios les da nuevas
fuerzas a los débiles y cansados.
Definitivamente, todas las promesas de Dios son para nosotros para que las creamos, leamos y la declaremos para
sentir no solo el respaldo de sus promesas, sino de aquel que dio la promesa
que es el Dios Fiel Todopoderoso y el
Eterno que nunca nos dejara ni nos desamparara por nada del mundo. Dios
siempre cumple lo que ha prometido y
él nos dice en Mateo 5:6, Bienaventurados los que tienen hambre y sed
de justicia, porque ellos serán saciados.
En resumen, con cada una de sus promesas no solo vamos a encontrar
fuerza confianza o seguridad, sino también hacernos decir como el salmista: acuérdate de
la palabra dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar. Sigamos
esperando en las promesas de nuestro Señor, ya que jamás vamos a aquedar defraudados porque su palabra permanece
para siempre y la misma nos hace que estemos
confiados, seguros y en paz en medio de las dificultades o angustias diarias. Es
decir, la vida nos sorprende, pero la palabra de Dios también nos
sorprende con diversas promesas ajustadas a esas sorpresas que nos da la vida y
lleguemos a expresar:
con Dios las Sorpresas de la Vida no me Asustan y las Sorpresas de Dios me Asombran para tener Esperanza, Consuelo y Vida
Declaremos la Palabra de Dios y Hagámosla Vida en Nosotros para un Mejor Futuro