No Nos Rindamos como el Tiburón
Proverbios 24:16
Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; Mas los impíos caerán en el mal.
Salmo 18:32
Dios es el que me ciñe de poder, Y quien hace perfecto mi camino»,
Durante un experimento de investigación, un biólogo marino colocó un tiburón en un gran tanque de retención y
luego lanzó varios peses pequeños
adentro. Como era de esperarse, el
tiburón nadó rápidamente alrededor del tanque, atacó y se comió los peces. El biólogo luego insertó una pieza fuerte de fibra de vidrio muy transparente en ese
tanque y entonces creó dos particiones
separadas. Puso el tiburón a un lado
y un nuevo grupo de peces en el otro.
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El tiburón atacó rápidamente, como era de esperarse. Pero esta vez, sin embargo, se estrelló
fuerte contra la división que había esta de fibra y rebotó. Sin inmutarse, siguió repitiendo ese comportamiento en
vano. Mientras tanto, los peces nadaban ilesos en la segunda partición.
Finalmente, aproximadamente una hora
después del experimento, el tiburón se rindió. Este experimento se repitió
varias docenas de veces durante las
siguientes semanas. Cada vez el tiburón se volvía menos agresivo e intentó menos atacar a los peces, hasta que
finalmente se cansó de golpear el
divisor y simplemente dejó de atacar por completo.
El biólogo luego retiró el divisor, pero
el tiburón no atacó. Fue entrenado para creer que existía una barrera entre él y los otros peces, por lo
que ahora nadaban donde quisieran libres
de daño.
Así pues, al igual que el
tiburón, muchas veces nosotros nos rendimos después de haber fracasado más de
una vez. Quizás en esas metas que
nos hemos propuesto, en los estudios, en el trabajo, en los negocios, en el ministerio, en nuestra relación con
Dios o en lo que queremos hacer, hemos
caído y entonces nos rendimos.
Por consiguiente, dice la Palabra de Dios en Proverbios 24:16 Porque el justo cae siete veces y vuelve a levantarse.
Pero los
impíos caerán en la desgracia. Posiblemente
nos hemos cansado de intentarlo y de
fracasar. Tal vez nos propusimos serle
fiel a Dios y fallamos nuevamente. Pero ante todo eso, no nos demos por vencidos…la vida está llena de dificultades y de derrotas.
Pero hay una promesa hermosa de Dios
para nosotros:
Timoteo 1:7. Dice que Dios no nos ha dado un espíritu de
cobardía, sino de poder y de dominio propio. En este sentido, pidámosle
al Dios Todopoderoso se active ese espíritu de poder y de dominio
propio para que nos levantemos y veamos resplandecer el poder de Jehová en nuestra vida.
Definitivamente, no dejemos que
el desánimo llene nuestra mente y entonces nos haga desistir sin intentarlo nuevamente. Sigamos adelante. No nos quedemos en el suelo hasta caer en
la desgracia. Hoy Dios nos está diciendo que nos levantemos, para que sigamos a la meta, porque él está con nosotros
y el galardón es grande.
En resumen, jamás nos desanimemos
y mucho menos nos rindamos después de que hayamos fallado o fracasado más de
una vez, ya que todos tenemos sueños o metas
que cumplir en cualquier área de nuestra vida e incluso en el espiritual.
En sí, oremos y acudamos al Señor para
que a través de su poder y de su gracia obtengamos lo mejor para nuestra vida.
Seamos esforzados o valientes para dejar
el miedo a fracasar y comprendamos que las caídas nos sirven para tomar en cuenta que sin la fuerza de Dios no podemos avanzar
No Olvidemos y Recordemos el que Prosigue lo Consigue